martes, 27 de octubre de 2015

Paella

Hoy os traigo una receta que todos conocemos, es el plato bandera de la comida española, la paella. Llevo mas de 7 años en Estados Unidos y la he intentado hacer muchas veces, cada vez con la misma ilusión, cada vez con el mismo resultado "casi bueno". Siempre me traigo de España los sobrecitos de paellero Carmencita, porque si no, no sé como se puede hacer la paella, creo que primero inventaron los sobrecitos y luego inventaron el plato, a raíz de los sobres. Eso o será que soy de Madrid y no de Valencia donde quizá se pase el secreto de las especias de generación en generación. Pues aún con el mítico paellero, nunca me salía bien del todo, el sabor estaba bien, cositas tenía para aburrir... pero estaba como sosa. Algo hacía que fuera un "arroz con cosas", hasta ahora, ayer hice PAELLA. Una paella de museo, de libro, y digna de blog porque por fin puedo yo también contar un par de cositas o secretillos para que salga deliciosa.


Lo del "arroz con cosas" viene del grupo de españoles cocinando en Estados Unidos, donde llevamos unos días calentitos con la polémica paella. Qué no sabéis cual es la polémica de la paella? Pues que no es arroz con cosas. Como es el plato más afamado de nuestra tierra, por estas tierras se habla mucho de paella y son muchos los restaurantes que ponen paella en el menú -pero luego te ponen arroz con cosas en el plato. En el grupo de Facebook un orgulloso valenciano puso un meme de una paella y ponía ARROZ CON COSAS NO ES PAELLA. Y claro, todos estuvimos de acuerdo, pero cuando llega la hora de hacer nuestras paellas, ahí está el lío... las múltiples acepciones de lo que es una paella, y cada uno echa mano de la definición que más se ajusta a su gusto o a lo que se ha hecho siempre en su casa. Y ahí hemos estado liados con las paellas unos días.

El caso es que yo me había traído ya mis apaños para hacer una buena paella, porque cuando estuve en España el mes pasado mi padre hizo paella y fideuá y pensé "tengo que seguir intentándolo". Una de mis mejores amigas, Isabel, es otra trotamundos que ahora vive en Londres y fue a pasar un fin de semana a casa sólo por verme a mí y a los peques, hemos crecido juntas ya que su familia vive a 1 minuto a pie de la mía y de siempre su padre hace una paella de escándalo cuando se junta la familia los fines de semana. Esta vez no podía ser de otro modo y allí estaba Angel con su paellera gigante en el jardín, así que mientras le daba conversación le pregunté cómo lo hacía, me contó los truquillos que él sigue mientras nos tomábamos una sangría y la preparábamos, y así la he hecho yo esta vez. Me ha salido casi tan buena como la de él, pero lo mío no es en paellera grande así que no tiene lo quemadito de fondo que me encanta.

Os cuento, lo básico es el caldo y el arroz. El caldo mi padre lo hace la misma mañana, lo tiene ahí hirviendo lento y luego añade el arroz. Yo lo hice el día de antes, he puesto un hueso de un pescado que puede ser de merluza o algo así blanco, 2 cangrejos según me dijo Angel, y 500gr de gambas enteras o camarones. Primero cocimos las gambas porque eran para comer, las sacamos con una espumadera, y en el agua hirviendo pusimos los cangrejos y el pescado. Lo dejamos hervir 1 hora a fuego medio. Y luego sacamos la carne de los cangrejos y la echamos al caldo porque me daba pena tirarlos enteros. Salió un litro de caldo, donde eché 2 pastillas de caldo de pescado (esto no se encuentra por aquí fácilmente, lo traje de España porque Angel también me dijo que podia ser buen substituto del caldo casero, yo lo eché por si acaso) y eché un pellizco de sal. Lo hicimos el domingo y la paella el lunes, lo guardamos en la nevera mientras tanto.


El arroz me lo traje de España porque tenía ganas de probar con el arroz Bomba que es un arroz de grano corto, es prácticamente redondo, que se abre al cocer, absorbiendo mucho líquido y sabor. Mi padre lo hace con arroz de grano largo y pasa un poco como me pasaba a mí, que el arroz no absorbe el sabor (aunque la suya está buena porque tiene mucho sabor y a mi eso me faltaba). El arroz bomba aquí se puede encontrar en supermercados con mucha variedad y sobretodo que tengan cosas internacionales y de importación, también se puede comprar online. Creo que ha sido fundamental para que ayer me quedara así de rica, pero probaré a hacer el caldo casero y usando grano corto normal, a ver que tal. El arroz tipo arborio también es de grano muy corto y puede ser un buen substituto. Si no, mejor grano corto normal que grano largo normal. Este arroz bomba absorbe tanto líquido que la proporción es 1 parte de arroz y 2.5 de líquido (normalmente es 1 por 2 de liquido). Y se hizo en una media hora de cocción suave y 10 minutos de reposo. ¡¡Nada de remover!!
Yo tengo vitrocerámica, ojalá algún día tenga una paellera grandota y todo el kit de cocina de gas portátil para hacerlo al aire libre con familia y amigos, pero en la vitro sin problemas, si el perímetro no hace mucha burbujita al cocer, se puede ir moviendo un poquito, pero no hay mayor problema.


El resto de mi receta como la hice ayer es esta:
Tiempo: 1 hora                           Raciones: 8

Caldo
500gr gambas enteras o camarones
2 cangrejos
1 hueso de pescado blanco
2 pastillas de caldo de pescado
Un pellizco de sal
1litro agua
1 sobre de paellero Carmencita

Paella
2.5 tazas arroz bomba
1 chorrito de aceite de oliva
3 cucharadas de cebolla picada
2 dientes de ajo
1 tomate pequeño
1 bolsa de 500gr de mariscos preparados congelados
1 taza de guisantes
250 gr de gambas grandes o camarones
10 almejas
10 mejillones
Pimiento verde
Colorante alimenticio
Sal

1. Lo primero es hacer el caldito. Creo que ha sido una diferencia fundamental con el caldo comprado. Cocimos las gambas en agua con sal, y las sacamos con una espumadera para comerlas tal cual. Pusimos los cangrejos y el hueso de pescado en el agua hirviendo y lo dejamos cocer a fuego medio como una hora, al final desmenucé dos cubitos de caldo de pescado para potenciar el sabor. Tiramos el pescado y sacamos la carne de los cangrejos, poniéndola con el caldo y desechando lo demás. Añadí al caldo un poco de colorante y el sobre de paellero. Reservamos el caldo en la nevera hasta el día siguiente.

2. A la hora de hacer la paella empecé con un sofrito básico de cebolla y ajo en aceite de oliva, lo doré un poquito y añadí el tomate triturado. Subí el fuego para que el tomate cogiera color al freírse y el agua se evaporara un poco.

3. Añadí el marisco descongelado, y lo tapé para que se hiciera unos 5 minutos. Soltó bastante líquido que vino muy bien para el arroz. Eché un poquito de colorante y lo removí bien. Ahora puse el arroz, dos tazas y media, que fui echando en círculos por la sartén tapándolo todo. Encima eché el caldo de la misma manera y encima eché los guisantes. ¡¡Nada de remover!!

4. Por encima puse las almejas, los mejillones, los gambones o camarones grandes, y el pimiento verde en tiras.

5. Yo lo tapé un ratito hasta que empezó a hacer chupchup bien, entonces bajé el fuego a bajo y dejé la tapa un poco destapada. En 25 así minutos estuvo listo. Yo tengo vitrocerámica así que fui moviendo un poquito la sartén porque lo de más fuera seguía teniendo más líquido, pero la tapa ayuda a que el calor se distribuya y el arroz según se va haciendo va absorbiendo el líquido. La tapa hace que no se seque antes de que todo el arroz esté hecho y en este caso lo del perímetro se quedaría más crudo.

6. Después de 25 minutos cociendo bajito probé el arroz de fuera y estaba en su punto aunque quedaba un poquito de caldo. Destapé y retiré del fuego. 10 minutos después lo serví y estaba perfecto en todos los sentidos :)

Mi arroz con cosas

 

Sopa de guisantes

Para esos días que queremos comer algo sin carne, esta sopa o puré puede ser una buena idea aunque suele llevar jamón, pero aún así es un descanso de esos platos donde la mayoría de lo que comemos es carne. La pinta como veis no es así como estupenda.... qué le vamos a hacer, los guisantes son poco fotogénicos, pero os prometo que es un plato muy rico, de hecho podría decir que es de mis favoritos y es especialmente fácil de hacer en la slow cooker.

En inglés se llama Split Pea Soup y se hace con guisantes "secos", es decir no valen de lata o tarro ni congelados, tienen que ser secos como los garbanzos o a las lentejas que ponemos a remojo. Cuando vivía en Irlanda solía comprarme latas Campbell´s de esta sopa porque me encantaba y entonces no solía cocinar mucho, aunque me gustaba y hacía algunas cosas con mi compañera de piso, no me ponía a inventar sopas ni mucho menos a comprarme aparatos de cocina. Pero cuando vivía en Nueva York empecé a usar la slow cooker, la ponía cuando me iba a trabajar y tenía la cena lista al llegar a casa. Trabaja en un colegio, así que salía a las 4 de la tarde, llegando a casa a las 4.30 o así, muchas veces comía una merienda corriendo antes de tener los niños a los que ayudaba con los deberes, y la verdad es que cuando hacía este puré de guisantes, cuando llegaba a casa me comía un cuenquecito calentito. Mucho ha cambiado y ahora lo hago para cenar, al peque le gusta porque es casi dulce, y tanto a mi marido como a mí nos gusta mucho para cuando llevamos muchos días de carne (la semana pasada fue temática de pollo todos los días, creo que va a pasar un mes hasta que vuelva a comer pollo...)

Para los que me leéis en Estados Unidos, los Split Green Peas se encuentran muy fácilmente donde las bolsitas de alubias en seco, la marca Goya los tiene por ejemplo, y en supermercados donde hay sección de cositas a granel suele haberlas, las hay verdes y amarillas. Para los que estáis en otros países sólo tenedlo en cuenta y si os cruzáis con este producto, comprad una bolsita, el resto de los ingredientes son muy fáciles de encontrar.


Los guisantes además de ser gustar a casi todo el mundo, son una buena fuente de energía y proteínas, ya que son ricos en carbohidratos pero también nos aportan unos 10 gramos de proteína por ración. Además tienen mucha vitamina A y vitamina C (¡no sólo de naranjas vive el hombre!) aquí tenéis el link a esta información nutricional en mi página favorita, donde podéis leer los minerales y otros elementos que tiene este alimento tan versátil, si no es en puré, como siempre, salteados como acompañamiento son una buena idea :)

Vamos con la receta que verdaderamente no tiene misterio:

500gr de guisantes secos, lavados y escurridos
1 taza de apio troceado fino
1 taza de zanahorias troceadas finas
300gr de jamón (yo usé ahumado, si es de otro tipo podéis echar unas gotitas de esencia de humo) en dados
5 tazas de agua
2 tazas de caldo (de pollo o de verduras)
sal y pimienta

1. Si queréis podéis dorar un poquito de cebolla con el apio y la zanahoria antes de echarlo en la cacerola, algunas veces lo hago así, esta vez lo he hecho simplemente poniendo la zanahoria y el apio en crudo en la slow cooker, lo mezclo con los guisantes y el jamón en dados, echo los líquidos, un poquito de sal, un poquito de pimienta negra, lo tapo y 8 horas en low.

Estoy segura de que se pude hacer a fuego bajo en una cacerola convencional, pero no sé cuánto tiempo necesitaría, quizá una hora y media de cocción suave como suele ser el caso con este tipo de legumbres secas, y seguramente necesite menos líquido, yo empezaría con 5 tazas y añadiría más si veo que hace falta.

viernes, 16 de octubre de 2015

Gnocchi de calabaza -porque es otoño!

Por fin me vuelvo a sentar delante de mi ordenador para compartir una receta, me vuelvo a pintar los labios de rojo para compartir más desde el anonimato. (Mentira... pero es referencia a un libro que me encantó, Chicas de Riad, ¿lo habéis leído? muy recomendable. Mi carrera universitaria fue Filología inglesa, mezcla de literatura y lingüística, mi pasión por la lectura puede que sea incluso mayor que la que tengo por la cocina, así que podéis seguir mis sugerencias bibliográficas aunque se os den mal los fogones ;)

Gnocchi de calabaza con pesto



Vuelve el otoño, una estación que me encanta desde que vivo en Estados Unidos, aquí todo lo que sea "seasonal" me encanta, aquí cada estación, cada mes casi, tiene su propia identidad, las casas se decoran por dentro y por fuera para celebrar la llegada del otoño con plantas de esta temporada, con guirnaldas de hojas secas, calabazas, espantapájaros, maíz... se celebra la recogida de la cosecha, se dan gracias por la abundancia en Acción de Gracias o Thanksgiving, que es mi fiesta favorita de todo el año, y se llena el aire del olor a las hojas secas, las primeras chimeneas encendidas, y las especias como la canela y la nuez moscada. Ya no queda nada de los colores brillantes del verano, ni los olores exóticos que lo acompañaban, los batidos se cambian por las tartas de calabaza y batata, las barbacoas se tapan y se encienden los hornos, y vestimos esa indumentaria casi absurda de mezcla entre cosas de manga corta y botas, chalecos abrigados y bailarinas... Me encanta el otoño porque además y casi paradójicamente si eres de España, es la estación más seca. Como os lo cuento. En Maryland lo más normal es que llueva todas las tardes de verano, amanece bueno, se va poniendo bochorno, y a caída de tarde rompe la tormenta, podemos tener tormentas torrenciales, tormentas eléctricas, este verano tuvimos un pequeño huracán a consecuencia del cual nos han tenido que cambiar todos los tejados y algunas ventanas de la zona, muchos coches estaban tan abollados por el granizo que los seguros los dieron por siniestros... Pero el otoño no es así. Amanece resplandeciente, fresco, y a medida que sube el sol va calentando más, se puede pasear todo el día hasta que anoche a las 6 y empieza a hacer frío otra vez. No hay humedad, no hay lluvias, no hay inundaciones, no hay caídas del tendido eléctrico.
Mi corona de la puerta de este otoño

Pero lo que sí hay son calabazas. Calabazas por aquí, calabazas por allí, calabazas everywhere y para todo. Y ya sabéis que me encanta la calabaza. De hecho me estoy tomando un café con sabor a calabaza, que en verdad a lo que sabe es a las especias del pastel de calabaza, igual que el olor de la vela que tengo encendida (bendita guardería donde tengo al mayor y bendita siesta que se está echando el pequeño). Aquí os traigo una receta que hice el otro día de gnocchi de calabaza. Si no habéis hecho gnocchi nunca, es muy fácil, es un poco lento y pegajoso, pero están muy ricos y en verdad son fáciles de hacer si no buscáis la perfección. Es una receta que lleva tiempo, os aviso que no es para unas prisas, pero si tenéis ganas y un ratito para hacer un plato especial, os lo recomiendo.

Tiempo: 2 horas                              Raciones: 4

Ingredientes:
1kg de calabaza
2 patatas grandes
1 huevo
1 yema
2 tazas de harina
sal

salsa de pesto o de queso

1. Lo primero es ablandar las patatas y la calabaza. Se puede hacer de varias maneras, se puede pelar y trocear la patata y cocerla hasta que esté blandita pero no demasiado, lo justo para poderla espachurrar. Este punto también se puede lograr en el microondas, cada patata y microondas son diferentes, yo puse las mías 9 minutos cada una. La calabaza también se puede hacer en el microondas cortada en pedazos pero sin pelar (es muy difícil pelarla en crudo pero muy fácil raspar la pulpa de la piel una vez cocinada), o se puede hacer en el horno poniéndola en una bandeja y horneándola a 220ºC unos 45mins hasta que esté muy blandita y se pueda hacer puré con el tenedor.

2. Una vez tenemos esos dos ingredientes listos los vamos a poner en un bowl grande y con un tenedor o un utensilio para hacer puré a mano vamos a ir combinando la patata con la calabaza hasta que quede lo más homogéneo posible. Más que homogéneo, debemos mirar que no haya grumos grandes de un ingrediente que haya quedado sin espachurrar, porque eso nos va a romper los gnocchi.

3. Vertemos el huevo y la yema, añadimos una pizca de sal y lo mezclamos bien. Ahora empieza lo bueno... echamos las 2 tazas de harina y nos enharinamos una mano para mezclarlo a mano bien (¡¡¡quitaos los anillos por favor!!!). Vamos a hacer una masa contundente, y si necesitamos un poco más de harina, la iremos echando cucharada a cucharada hasta que notemos que coge cuerpo.

Con mi nuevo ayudante :)

4. Enharinamos bien una superficie limpia y plana y volcamos la masa en ella. Vamos a amasarlo un par de minutos bien. No se debe pegar demasiado a las manos, podemos espolvorear harina ligeramente de vez en cuando hasta que esté aún húmedo pero no se pegue demasiado. Ahora empezaremos a hacer los gnocchi. Hay varias maneras. Podemos hacer cordones de masa de dos centímetros de grosor y de ahí cortar los gnocchi, e irlos dando forma y haciendo las marcas características con un tenedor. O podemos sacar bolitas de la masa, darles forma a mano y hacer las marcas con el tenedor. Las marcas son sobretodo para que queden un poco planos y se hagan bien. Esta es la parte tediosa, a mí me parecía que no acababa nunca... Llené la fuente de gnocchi y aún quedaba mucha masa... Así que decidí hervir los que ya tenía y después seguir con la masa.

5. Una vez están dados forma, se pueden congelar en una bolsita hermética, para hacerlos más adelante los dejaremos descongelar y los herviremos. Necesitaremos una olla muy grande para hervirlos, ya que deben nadar libremente mientras hierven. Llevaremos mucho agua a ebullición y entonces los echamos (si los echamos antes es posible que se peguen al fondo), es fácil saber cuándo están listos: cuando lo están, flotan. Los vamos pescando con una espumadera, tardarán solo 3 o 4 minutos.



Las manos se van a ir quedando más pegajosas, así que cada pocos gnocchi me las lavaba, me las secaba bien, las enharinaba y seguía. Podéis ver los que ya se quedaban más pegados que tienen peor forma, aunque claro, están igual de buenos...
6. Una vez tengamos todos los gnocchi listos los serviremos calentitos con la salsa que queramos. Yo le puse pesto comprado y quedó muy rico, también puede ir muy bien una salsa de quesos como la Alfredo que ya os he comentado que es muy fácil de hacer, derretimos mantequilla, mezclamos nata de cocinar, y rallamos un buen trozo de parmesano para hacer una crema líquida pero espesita que se pegue a la pasta. Quizá de queso azul también quede rico, buen contraste con el sabor suave y dulzón del gnocchi de calabaza. Ya me contareis que hacéis.

¡A disfrutar del otoño!