lunes, 6 de abril de 2015

Viaje a Puerto Rico


Hace unos días fuimos de mini vacaciones a Puerto Rico. Desde hace años, la llamada Isla del Encanto me ha llamado mucho atención y casi todos los años planeo unas vacaciones para conocerla a fondo, pero al final siempre reservamos nuestras vacaciones para ir a España, como es natural. El caso es que este invierno está siendo largo, no se me está haciendo pesado porque no ha nevado tanto como otros inviernos, sólo que muy tarde, creo que febrero y marzo han sido los meses con mas nieve con diferencia, y ya estábamos deseando de primavera... Fue una de estas últimas tormentas de nieve que tuvimos cuando le dije a mi marido "llévame al Caribe!!!" Y fue fácil decidir el destino, como eran sólo 4 dias: el Viejo San Juan. En mis vacaciones ideales nos quedaríamos unos días en el Viejo San Juan, que es el casco histórico de la ciudad, capital de la isla, y de ahí saldríamos a pasar varios días dando la vuelta y visitando tanto cosas naturales (el Yunque, que es un parque nacional maravilloso, o los lagos de agua bioluminescente) como ciudades (como la colonial Ponce) y terminaríamos en algún resort disfrutando las playas caribeñas.

En San Juan nos quedamos en el hotel El Convento. Un hotel único que no nos decepcionó. La iglesia más antigua de las américas está en San Juan, y esto era el convento de las monjas. Como edificio tiene una historia fascinante, ya que incluso estuvo a punto de ser demolido pero una ordenanza municipal lo salvó al decretar que no se podrían derribar edificios antiguos enteros, si no sólo hacer renovaciones interiores. En este caso, lo remozaron manteniendo todo lo original en buen estado como los techos altísimos y las vigas de madera que lo sostienen. La habitación tenía muchísimo encanto, la entrada era espectacular, y el servicio fue excelente, pero no es de extrañar cuando uno ve lo amable que es todo el mundo en la ciudad. Como casi cualquier convento tiene el patio central donde ahora está el Restaurante el Patio del Níspero, un restaurante muy aclamado que nos dejó bastante frios porque siendo casi los únicos cenando esa noche, tardaban una hora en servirnos cada plato. A este restaurante le daría yo pocos puntos, a pesar de ser comida rica, no eran cosas muy típicas de su cocina y era taaaaan lento que ya estaba deseando irme. Pero en la ciudad se come de maravilla, y de eso os quería hablar.

Nuestra habitación

La entrada al hotel
La iglesia

Lo que es el Viejo San Juan es muy pequeñito, se puede pasear de un extremo a otro en 15 minutos, pero está lleno de encanto. Todas los edificios están muy bien cuidados, viendo fotos pensé que serían los de las fotos, pero a decir verdad, todos los edificios están impecables y la ciudad en sí está muy limpia y bien mantenida. Fue un destino ideal con nuestro peque, que ya va a cumplir dos años. Llevamos la sillita de paraguas que no ocupa mucho, y estuvimos de paseo todo el dia. Por las mañanas hacíamos las visitas culturales, ya que hay mucho que ver:  San Felipe del Morro fue nuestra primera visita. Es un fuerte impresionante, data de unos años después de que Colón llegara a América, y de ahí se han ido haciendo añadidos según se desarrollaba la historia de la isla y se necesitaban más murallas (la ciudad completa llegó a estar amurallada y prácticamente nadie vivía en la isla fuera de la ciudad), o según se modernizaban las armas y se iba adaptando a ellas. Lo último fue que durante la Primera Guerra Mundial Estados Unidos hizo unos añadidos totalmente feotes a mi parecer, se ve que no les servían las garitas que llevaban ahí siglos desde las que se podía ver una vista casi completa, y entonces hicieron unos bloques de cemento para vigilar desde ahí. También hicieron un faro totalmente anacrónico, pero lo cierto es que fue el primer faro de la isla... Me gustó muchísimo leer la historia de todos los ataques que hubo intentando conquistar la isla por parte de muchos países europeos, y cómo se denfendieron desde ese pico privilegiado. Las vistas y la brisa del Caribe nos vino genial para quitarnos la nieve de encima, aunque yo, como siempre, ¡me quemé! El peque estuvo corriendo por los pasadizos, por los patios, estuvo posando en las murallas y encima de los cañones. La entrada costaba $5 por persona e incluía entrada al otro fuerte, el Castillo de San Cristóbal.


Al día siguiente visitamos el Castillo de San Cristóbal y aunque tiene mucho menos que contar, fue también interesante de ver. Se nota que hay más renovaciones más tardías como la fachada del edifico interior principal, que es del mismo estilo que las casas coloniales de la ciudad. Un estilo casi renacentista español. Igualmente fue un centro logístico importante para los estadounidenses en el siglo 20 y se puede conocer un poco más de esta historia en él.


Garita estadounidense moderna

También visitamos la casa de Ponce de León, el que era "gobernador" de la isla en cuanto los españoles pusieron pie en ella. La casa está en perfecto estado, ya que ha estado habitada hasta recientemente, pero me hubiera gustado que hubiera más piezas de mobiliario, porque las que había eran auténticas maravillas.

Yo como siempre, me quedo con la cocina:




El peque se queda con los jardines con vistas al mar Caribe:


Y por último visitamos el Museo de las Américas. Estuvo muy interesante, porque verdaderamente toca todas las facetas de la gente de las Américas. Nos encantó la exposición sobre las tribus nativas que aún están presentes, y a mí me gustó mucho una nueva exposición de fotografía de puertorriqueños tanto en la isla como en Estados Unidos. También muy interesante la sala dedicada al legado de los esclavos africanos. Verdaderamente uno pone todas las piezas juntas visitando las distintas exposiciones de este museo.




Me quedé sin visitar la Casa del Libro, que para mí era muy ansiado, porque no me acordé que cerraba domingo y lunes, y me quedé yo con el peque el sábado durante su siesta, y ahí se me pasó mi oportunidad de visitar un museo donde se guardan y exhiben tesoros como el manuscrito firmado por el Rey Fernando dando permiso para que Cristóbal Colón emprediera el viaje hacia el oeste, o muchos otros donde manda nuevos barcos a explorar.... Quedó para la próxima. :-(



Pero ya os digo que no todo fue visitas culturales, igual que nos encantó conocer todo esto y vivir la historia de la isla, la comida fue maravillosa en cada restaurante que entramos. Cuanto más pequeño, más rico. Llegamos a la isla a las 2 de la tarde, una hora estupenda para ir a comer en algún restaurante cercano a nuestro hotel, y antes de una sesión de fotos que teníamos contratada con ClickExpressions. Encontramos lo primero el Café El Punto, y fue uno de nuestros super favoritos (todos fueron favoritos), cuando entras es como una galería de artesanía, y al fondo en un patio está el pequeño restaurante con la cocina a la vista. Aquí tenéis su web y las reviews en TripAdvisor. Yo me pedí un aguacate relleno de camarones -gambas- que estaba absolutamente delicioso; cuando vino me sorprendió lo enorme que era el aguacate y lo bonito, con un verde brillante perfecto, para mí tenía la pinta de ser duro y sin sabor, pero en realidad era como la mantequilla y tenía el sabor más auténtico de aguacate que he probado nunca. Es la diferencia entre comer los productos cuando han madurado en el árbol o comerlos después de haber sido cogidos verdes y haber pasado un largo viaje en contenedores... Mi marido no pudo esperar para comer mofongo, que es uno de los platos más típicos de Puerto Rico. Aquí tenéis una receta en vídeo para ello, y aquí está la entrada de wikipedia  :-) 

Calle del Viejo San Juan

No podía faltar una visita a Barrachina, que está justo al cruzar la calle del Café el Punto, en la calle Fortaleza, donde hay varios restaurantes más. Barrachina fue fundada por un immigrante español a mitad del siglo 20, y en los años 60, según se dice, aquí se inventó la piña colada. La piña colada parece ser una de las bebidas emblemáticas de la isla, y al no poder yo tomar bebidas alcohólicas (el ron Bacardí es el licor bandera de PR) fuí degustando las piñas coladas vírgenes de todos los restaurantes. A mí personalmente Barrachina me pareció precioso, un patio romántico, festivo... pero la comida me dejó indiferente, no me pareció tampoco que fueran cosas extraordinariamente caribeñas, si no más fusión o moderno, y creo que si van a ser atracción turística, los turistas queremos la experiencia de comer platos tradicionales, es lo que creo yo. Me gustó tomar la piña colada donde se inventó, pero tampoco me pareció más rica que la de otros lados... Así que bueno, había que ir porque es un lugar famoso, pero a decir verdad creo que no repetiría como si repetiría en Raíces o Café el Punto. Aquí teneis su web.

Al peque le pareció que la piña colada en Barrachina estaba perfecta:


Otro de nuestros restaurantes favoritos fue el Restaurante Palmas. No venía en ninguna guía, no me lo había recomendado nadie ni turista ni local (¡¡gracias a mis amigos puertorriqueños que me ayudaron a planear el viaje!!) si no que íbamos paseando del Castillo de San Felipe al Museo de las Américas, y teníamos pensado ir a El Jibarito, que sí viene siempre en todas partes, pero para sorpresa, estaba cerrado aunque debería haber estado abierto ese día a esa hora... Seguimos caminando y pasamos una callejuela lateral con música bastante alta, con terraza fuera, con sombrillas de paja, con lucecitas colgadas de un lado a otro de la calle, y un restaurante en cada esquina. Se veía muy "local", nada de pamfleto que den en los cruceros, así que estaba claro: ahí teníamos que parar a comer. Es un restaurante muy pequeñito, pero qué rica comida. Yo me pedí probar el buffet, que son $15 por un plato en el que te ponen todo lo que quieras del buffet que tienen listo. Fue la mejor idea para probar varios guisos locales como la fricase de ternera (receta) , unas costillas en salsa, una especie de taquitos de pollo, y como siempre, una buena pila de "amarillos" (plátano amarillo maduro cocinado en sirope de azúcar, qué delicia, aquí tenéis una receta muy sencilla). Mi marido se pidió un plato enorme de arroz con longaniza por menos de $5, y el peque como siempre, lo degustó todo de cada plato :) El restaurante no tiene web, así de pequeño y tradicional es, pero aquí os dejo las reviews en yelp donde podeis ver fotos de lo que es el baño/patio, que me encantó, fue quizá el rincón con más encanto que vimos.

Esta foto del baño de Palmas es de una chica que la subió a Yelp, en el link la podeis ver ubicada

Una parte que ayudó a relajarnos y a tener mayor sensación de "no hacer nada" fue que la hora de la siesta del peque es sagrada. A esta edad está echándose sólo una siesta y ahora ya es después de comer, así que era perfecto: hacíamos excursión por la mañana, le presionábamos un poquito la hora para comer todos en algún sitio, y de ahí íbamos al hotel a que se echara su siesta. Y debía estar agotado de tanta emoción fuerte porque se echó como 4 horas cada día!! Pero le dejamos disfrutarla y dormir todo lo que quisiera, porque él se lo estaba pasando tan bien como nosotros y disfrutaba de la cena, del paseo después de la cena... Mi marido y yo nos turnamos para quedarnos con él mientras dormía y el día que yo salí a dar un paseo sola fui a la Cafetería Mallorca, un bar que para mí se veía puramente español, un bar de pueblo, vamos. Mallorca... yo no sabía porque veía esa palabra por todas partes, suponía que era influencia de la inmigración española, ya que incluso en el viaje conocí a gente de todas las edades que se había instalado allí hacía no mucho. Pues una mallorca resultó ser un tipo de panecillo medio dulce, tipo un brioche, o un pan de leche... algo así que se puede hacer dulce o salado (aquí tenéis las imágenes para este pan en Google). El lugar más recomendado para probarlas encontré que era obviamente la Cafetería Mallorca, un bar de los más antiguos de la ciudad, y que como muchos de los bares españoles sirve estupendos desayunos y muy buenos almuerzos. Las reviews de americanos dicen que es como diner latino, un restaurante donde comer la comida más "normal" del lugar, sin florituras, simplemente lo que come la gente normalmente. Pero en este caso además tienen una vitrina de pasteles impresionantes, todo a precios de risa (menos de $2). Allí tranquilamente me tomé un café con leche delicioso, y una mallorca con mantequilla que me enamoró, así que llevé dos más para mis chicos, y un flan de queso ya que estaba.


Policia de San Juan

Otra noche fuimos a cenar a un rooftop muy bonito, que forma parte del hotel Milano y que se llama Punto de Vista. Está también en la calle Fortaleza, pero muy cerca del puerto de los cruceros, que se pueden ver desde la terraza mientras cenas. No tiene página web, pero este es su Facebook. Nos gustó mucho el sitio, la terraza era preciosa por las vistas, no sé si hay más rooftops en el Viejo San Juan. Y la comida estuvo muy buena, aunque fue un poco desastre la experiencia: me quise atrever a comer un mofongo, porque sé que es lo más tradicional, aunque lleva bastante cebolla y ajo y no me suelen gustar como protagonistas. Entonces me pedí uno con carne a la brasa, otra especialidad local, en salsa criolla, la salsa local. Pues cuando me lo estaban poniendo en la mesa el camarero dijo "uy, esto es salsa de ajo, no criolla...." y se lo llevó para la cocina. No tardó mucho, pero claro, mi marido se había pedido unos tacos de pescado deliciosos que ya estaban esperando. Nos regalaron mi mofongo, que estaba exquisito, aunque en verdad sabía mucho a ajo, pero eso es culpa mía. Mi marido solía tomarse una bebida con cada cena, y le animé a probar un segundo cocktail con Bacardí, pero nunca llegó... aunque sí que lo pusieron en la cuenta final... así que tuvimos que decírselo al camarero, sientiéndonos medio mal porque nos han regalado mi cena... Fue un poco lioso y sólo había dos mesas ocupadas en el momento de todo esto -era domingo. Pero la comida y las vistas un 10.

Puerto Rico además de tener comida maravillosa, tiene muy buen café, algo que estoy echando de menos estos meses, ya que procuro no tomar demasiado porque ahora dicen que no es bueno porque sube la tensión y puede ser malo para el bebé... quien sabe, como dice una amiga mía colombiana, ¿y en Colombia las madres no toman café? Pero el habérmelo quitado hizo que me sintiera menos mal tomándome alguno en mis vacaciones, y los disfruté mucho más. Estaban deliciosos, y recomiendo la cafetería Cuatro Sombras, muy cerca del restaurante Raíces, donde tienen algunos dulces de guava y yo me tomé un cortado que me supo a gloria, espesito, intenso, lleno de sabor pero sin amargar... ¡y mirad que bonito!


El peque estaba un poco cansadito ya, era la hora de su siesta, pero la gente de Puerto Rico es tan infinitamente amable y simpática que jugaban con él en vez de mirarnos como diciéndonos que nos fuéramos. Aquí está él con sus "abuelos puertorriqueños":



Y por último hablaros del Restaurante Raíces, que aparece en todas las guías, es de los mejor valorados en webs de restaurantes y viajes... Me gustó muchísimo la decoración, lo cuidada que está la estética representando las diferentes raíces del pueblo que es hoy Puerto Rico, los españoles, los tahínos, los esclavos... todo en murales en 3D muy bonitos que tenían al peque entretenido toda la comida. Es un restaurante bastante grande, que atrae tanto a turistas como a locales, ya que también me lo recomendó gente de allí y las mesas estaban ocupadas con gente de allí y con turistas por igual, era sábado a medio dia y había gente tanto dentro como en la terraza. Los camareros y camareras van vestidos tradicionalmente, y la comida es exquisita. Aquí además tomé mi piña colada favorita, muy cremosa y con mucho dulzor del coco no sólo de azúcar. Pedimos varios aperitivos para compartir y fue lo mejor que pudimos hacer, porque degustamos muchas cosas tradicionales, presentadas preciosas y todas deliciosas. Me encantaron unas bolitas de pescado rebozadas y fritas con salsa de guava (les vuelve locos la guava con todo), a mi marido le encantaron las longanizas en escabeche, también pedimos alitas de pollo que vinieron con unas salsas muy ricas, las empanadas estaban deliciosas con una salsa rosada entre dulce y salada, y unas cositas de plátano rellenas de pollo. El sitio más recomendado por la atmósfera y la comida :-) Aquí tenéis las reviews en TripAdvisor, y aquí está su página web. ¡Me encantó!


Disfrutando una batida de Papaya fresca
Uno de mis puntos favoritos del viaje fue los paseos que dimos por una especie de avenida o explanada peatonal, que queda a las afueras de la muralla, empieza por donde el puerto de los cruceros, y va hasta el paseo que hay rodeando las murallas y que da a la puerta de San Juan. Calle Marina es donde están los muelles, y de ahí pasa a llamarse el Paseo de la Princesa. Este paseo es donde la gente del lugar sale todas las noches, y puedes ver niños pequeños jugando, jóvenes paseando bebés (me llamó la atención que la mayoría de los bebés que llevaban en las mochilitas para cargarlos eran los papás y no las mamás quienes los llevaban, y los carritos igual los empujaban más los hombre que las mujeres), y sobretodo el alma de la fiesta eran las muchísimas personas mayores que salen ahí con sus sillas plegables y se montan su propia fiesta. Había varias carpas en la explanada con música en vivo, en una una noche estaban celebrando un 80 cumpleaños, pero el evento era público, sólo que su familia la había llevado globos y una tarta y la dedicaban la música... En otra carpa otra noche nos paramos a mirarlos porque era gente del público que salía a cantar con la banda, y muchísima gente mayor bailaba canción tras canción. El peque se lo pasó genial dando palmas y bailando él también con la música, tomando batidos de frutas naturales de los puestos, comiendo churros rellenos, mirando los tenderetes de artesanía, corriendo con otros niños... Fueron las vacaciones perfectas, disfrutar de un rato así después de cenar en vez de la rutina de cena-baño-recoger-libro-cama, nos recargó las pilas a todos.

Sin duda San Juan es un rinconcito que recomiendo a cualquiera, vi gente viajando sola, vi parejas de todas las edades, vi familias con niños pequeños, con adolescentes, habia grupos de mujeres, o de varias parejas más mayores... es un sitio que se disfruta fácilmente. Esto ha sido lo que hemos hecho nosotros y os dejo algunas de las fotos preciosas que hicimos de la arquitectura del lugar, y también un par de ellas de nuestra sesión de fotos -una sorpresa que le tenía preparada a mi marido para inmortalizar nuestras vacaciones y mi barriguita.

Jardín de hierbas aromáticas en el hotel El Convento
Las murallas de la ciudad

Todos disfrutamos

Barrachina

Calles de San Juan

Calles de San Juan

Calles de San Juan (había muchisimo en venta)

Calles de San Juan

De paseo


Disfrutando de la playa


La playa más cercana al Viejo San Juan




2 comentarios:

  1. Qué hermoso viaje, ha dado para conocer de los más variados escenarios... y las fotos bellas y tiernas. Sin duda, será un dulce recuerdo para todos ustedes. Un beso!

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    1. Dio tiempo a todo, ya ves, visitas culturales, siestas, paseos, comidas... todo se puede hacer con los peques, y verle disfrutar a él fue lo que yo más disfruté! Besitos!

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