viernes, 25 de marzo de 2016

Guiso de Guinness



Nueva receta irlandesa para este mes de Marzo. En solo dos días se celebra el famoso St. Patrick, el día de San Patricio, que según cuenta la leyenda echó a todas las serpientes de la isla de Irlanda. Para celebrar esta preciosa cultura y el país maravilloso que me acogió durante mi experiencia de estudio en el extranjero, estoy preparando algunas de las cosas más típicas de su cocina, os lo contaba en el post anterior donde hice un guiso marinero delicioso.


Esta vez ha sido un guiso que admite versiones, muchas llevan champiñones, pero a mi marido no le gustan mucho asi que los omití, también se le puede poner cordero en lugar de carne de ternera o res. Al gusto. Así es como lo he hecho yo este fin de semana, y nos ha gustado mucho, sobretodo al más peque de la casa que se comió las patatas en trocitos con fruición :) Este plato es muy conocido porque lleva Guinness, la famosa cerveza negra hecha en Dublín y exportada a todo el mundo (aunque hay algunos tipos que se fabrican en fábricas de otros países para abaratar costes, como la extra stout vendida en Estados Unidos que es fabricada en Canadá) Esta cerveza tiene un sabor muy diferente a la mayoría de cervezas que podemos encontrar incluso de color parecido como la irlandesa Schmidicks. Algo que muchos no sabrán es que la Guinnes es destilada usando pescado, pero si esto os preocupa, no os preocupéis, el año pasado la marca ha anunciado que por primera vez en más de 200 años va a cambiar su receta y este año 2016 va a dejar de emplear este subproducto del pescado para poder ser comercializada como vegetariana o vegana. Habrá que ver si sabe igual o ese "secreto" era la explicación a su característico sabor y cuerpo.


Tiempo: 15 mins prep. 2hr cocción                                                                                        Raciones: 4

Ingredientes:
800gr de carne de ternera o res en trocitos
5 cucharadas colmadas de harina
3 cucharadas de mantequilla
1 cebolla
3 patata
4 zanahorias
1 taza de Guinness
4-5 tazas de caldo de pescado
sal, pimienta

1. Derretimos la mantequilla en una cacerola grande y mientras enharinamos los trozos de carne sacudiendo lo que sobre de harina y reservándolo. Cuando la mantequilla esté caliente, añadimos la carne dejándolo a fuego fuerte para que se dore bien, removiendo de vez en cuando.

2. Mientras preparamos las verduras: picamos la cebolla fina por un lado, y por otro pelamos y troceamos la patata y la zanahoria.

3. Una vez toda la carne está dorada por todos lados, la retiramos a un plato usando una espumadera para dejar la salsita en la cacerola. Añadimos el resto de la harina y la cebolla. Pochamos a fuego medio unos 3-4 minutos hasta que esté blandita. Incorporamos las patatas y las zanahorias y removemos para sofreir un par de minutos. Salpimentamos y regresamos la carne a la cacerola. Cubrimos con la cerveza y el caldo de pescado (si 4 tazas no cubre todo, usaremos 5). Llevamos a ebullición y bajamos el fuego para dejarlo que cueza muy lentamente 2 horas. Si la cacerola se puede meter al horno, es ideal ponerlo a unos 160ºC y dejar la cacerola tapada durante 2 o 2.5 horas. Si la cacerola es antiadherente no se puede meter en el horno, pero se puede dejar a fuego muy bajo, lo justo para que salga una burbujita de vez en cuando. La carne quedará muy tierna. Serviremos con pan para acompañar la salsa.


Y aqui mi recomendación literaria para este marzo irlandés, Colm Tóibín, un escritor irlandés que me encanta. Su novela Brooklyn, me encantó y acabo de ver la película que han hecho con ella y por una vez es una película que verdaderamente sigue el libro y simplemente da vida a todo lo que nos imaginamos al leer la novela. Ahora estoy leyendo Nora Webster, que es el nombre de la protagonista, quien vive en el mismo pueblo que dejó atrás la protagonista de Brooklyn. Preciosos.




sábado, 5 de marzo de 2016

San Patrick's day y guiso de Molly Malone

Todos los que paseais por mi blog sabréis que vivo en Estados Unidos, pero lo que no todos sabéis es que antes de vivir por estas tierras, viví en Irlanda. Tuve la suerte de poder elegir destino en las becas Erasmus que intercambian estudiantes entre prácticamente todas las universidades europeas, y pedí estudiar un año en la National University of Ireland en Maynooth, un pueblo diminuto que se llena de vida al comenzar el curso, ya que la universidad tiene en sí el doble de habitantes que el resto del pueblo. Es un pueblo de postal irlandesa, con sus casitas, su Main St, y por supuesto con sus bares, como el popular The Roost. Aún recuerdo la primera vez que entré en él, por la puerta que da a la parte que es restaurante y cafetería, donde parece un restaurante normal, acogedor y nada más, y al pasar por una puerta se abrió ante mí una sala enorme, con un bar de madera labrada precioso en el centro, y de dos pisos de alto con una cúpula y el segundo piso en terraza con mesas y más barras, un bar con moqueta, cabe decir también. Moqueta muy sufrida con mucho detalle de colores para que no se note mucho el contraste de los colores de las cervezas que Irlanda tiene que ofrecer, desde la famosa Guiness, hasta la roja Kilkenny, la sidra Bulmers o la dificil de pronunciar Schmidicks. (Ahora que lo pienso... quién me iba a decir a mí cuando encontraba ese nombre dificil de recordar, que el apellido de mi marido y mi familia iba a ser muy parecido y me iba a pasar la vida deletreándolo tanto en inglés como en español!!)

Cuando uno vive en Irlanda, creo que a todos se nos queda un trocito del corazón manchado de verde. Es la historia, que lo empapa todo, es la forma de vida tan apetecible, es la diversión tan auténticamente irish, es la mezcla de lo nuevo y lo viejo, los contrastes entre las ciudades y lo demás, es el gaélico ¿?, son las patatas, y el cordero, y el sheppherds pie, y el boxty, son los pubs, las bandas, las tiendas, los prados, la lluvia, el arco iris, son los autobuses de dos pisos, y el hecho de que las distancias se midan en tiempo y no en longitud, porque pronto te das cuenta de que eso es lo de menos, lo importante es cuánto tardas (10km puede ser fácilmente una hora, aunque también pueden fácilmente ser 3 si te distraes viendo las ovejas y te pierdes en los montes legendarios de Wicklow).

Yo vivía cerca de Dublín, donde uno de los iconos es la estatua de Molly Malone, una joven pescadera protagonista de una canción que lleva su nombre. En la canción dice que vende "cockles and mussels alive alive oh!" berberechos y mejillones vivos, vivos oh! Ese es posiblemente el verso más famoso de cualquier canción de pub irlandesa (canción de pub podría ir con mayúsculas, ya que es un género musical de pleno derecho). Si Molly existió o no, no tiene sentido discutirlo aquí, eso se hace con una pinta y con cualquier extraño que te encuentras en la barra del pub. Pero lo que sí puedo asegurar es que este guiso de berberechos y mejillones pondría a Molly muy orgullosa.



Es Marzo, y el día 17 se celebra San Patrick´s day, el Día de San Patricio, Patrón de la Isla Esmeralda (la leyenda es que echó a las serpientes de la isla, porque es una verdad casi absoluta que no las hay). Espero poder poner varias de las recetas que vamos a ir haciendo este mes, quiero hacerlo un mes de celebrar Irlanda y ese parchecito verde de mi corazón. Hoy he empezado con este plato dedicado a Molly Malone que he encontrado en este libro de recetas irlandesas. La autora es una de las cocineras más famosas del país y sus libros se venden como churros. Este lo podéis encontrar en estos links de Amazon: USA, España, Mexico, UK.


 Aquí está mi libro, que le he sacado de la biblioteca de mi pueblo, donde hay mesas y mesas de cositas sobre Irlanda.





 Ha sido un sábado divertido, hemos cocinado y hemos cenado con música de The Dubliners, cantando y bailando canciones de pub, hasta el bebé se reía y daba palmas :-) 

Aquí está, con mis propias palabras, cómo he hecho el guiso que Rachel Allen dedica a Molly Malone.

Tiempo: 40 minutos                                           Raciones: 4

Ingredientes:

4 lonchas de bacon troceadas
2 cucharadas de mantequilla (yo usé Kerrygold como debe ser :)
1 patata grande troceada pequeñita
4 zanahoras troceadas
1 puerro, sólo la parte blanca, cortado fino
1 1/4 taza de vino blanco
1 kg de mejillones
1 kg de berberechos (yo usé almejas, porque aquí el berberecho no existe)
1/2 taza de leche
3/4 taza de crema
sal, pimienta, tomillo y perejil

* Yo siempre pongo las almejas y los mejillones en una ensaladera enorme con mucha agua limpia en cuanto llego a casa con ellos el día que los voy a cocinar. Siempre recién comprados para asegurarnos que están frescos y vivos, y el estar al menos media hora en agua limpia hace que se limpien muy bien de cualquer resto de arena que puedan tener.

1. Hacemos el bacon en una cacerola bajita, hasta que esté crujiente. Una vez estaba hecho, yo quité casi toda la grasa de la cacerola, antes de añadir la mantequilla. Cuando se ha derretido echamos la patata, la zanahora y el puerro y removemos bien. Lo dejamos a fuego medio unos 6-8 minutos, removiendo de vez en cuando.

2. Mientras preparamos los moluscos, quitamos las barbas de los mejillones, nos aseguramos que todos están vivos dándoles golpecitos contra algo duro, si no se cierran, hay que tirarlos. Los enjuagamos y ponemos a calentar el vino en una cacerola grande. Cuando hierva, añadimos los mejillones y las almejas o berberechos. Estarán hechos enseguida, en unos 3-5 minutos. Miramos que estén todos o casi todos abiertos. Los que no se hayan abierto al hervir, hay que tirarlos.

3. Una vez cocinados, vamos a reservar el líquido poniendo un colador sobre una ensaladera para escurrirlos. Del líquido necesitamos 2.5 tazas. Si no hay suficiente, añadimos agua tibia. Regresamos los moluscos a la cacerola y la tapamos para que se mantengan calentitos.

4. Añadimos ese agua de cocción y la leche a la cacerola del bacon y las verduras y dejamos cocer un par de minutos. Mientras vamos sacando la carne de la mitad de los mejillones y las almejas, dejando la otra mitad en sus conchas (elegid las bonitas para dejarlas intactas). Los echamos en la cacerola, añadimos la nata, un poquito de sal, de pimienta molida y dejamos hervir a fuego bajo un par de minutos para que ligue. Incorporamos un poquito de tomillo y de perejil cuando retiremos del fuego y listo.

5. Serviremos con los moluscos enteros por encima para decorar y espolvoreamos más hierbas por encima. Recomiendo acompañar de pan porque el caldito está de vicio :)



Béile blasta dhuit!!